sábado, 21 de marzo de 2009

Bajo la luz


Largo camino a casa



Nosotros aprendemos francés.
Tú vas a un concierto de música barroca. Yo no.
Tú vienes. Yo te espero.
Tú caminas por una calle en Mar del Plata, comiendo una factura. Yo te miro. Tú tienes la campera llena de azúcar impalpable. Yo me río.
Nosotros reímos. Nosotros nos besamos. Nosotros lloramos. Nosotros rompemos una cama. Yo tomo mate. Tú, cerveza.
Tú te vas. Yo me quedo. Nosotros lloramos.
Tú me esperas. Yo voy. Nosotros nos extrañanamos.
Yo llego. Tú me abrazas. Nosotros nos amamos. Nosotros nos peleamos. Nosotros nos mudamos.
Yo dudo. Tú lloras. Yo lloro.
Yo me voy. Tú te quedas. Nosotros lloramos.
Tú te enfermas. Yo me enfermo.
Tú te sientes sola. Yo estoy solo.
Yo estoy en camino. Tú dudas. Yo lloro.
Yo te amo. Tú no sé.
Yo te extraño. Tú no sé.
Yo sigo caminando a casa.

Villa Pueyrredón, Marzo de 2009.

Máquinas dormidas, cansadas de tanto escarbar en mí mismo







Villa Pueyrredón, Marzo de 2009.

La esquina del árbol encerrado


Villa Pueyrredón, Marzo de 2009.

jueves, 5 de marzo de 2009

Garabatos azules





Azulosidad en la negritud







Paint it blue




-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de tí?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
Pero ella está borracha y lo que sueña es tan vertiginoso que no puedo seguirla.
Habrá que adivinar, mis ojos fijos en su cuerpo
que se estremece, se sacude,
que respinga, que tiembla,
como una telaraña en la cuna vacía.
Jorge Boccanera

Esperando que caigas o cómo un montón de gotitas puede vencer la ley de la gravedad





Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
Julio Cortázar