No se puede construir una casa sin clavos en la madera. Si no querés que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enseñale sólo uno. O, mejor aún, no le des ninguno. Si el gobierno es poco eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los impuestos, mejor es que sea todo eso, y no que la gente se preocupe por eso. Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de los países, o cuánto maíz se produjo el año pasado. Atiborralos de datos no combustibles, lanzales encima tantos hechos que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino, se encuentra la melancolía...
Ray Bradbury en Fahrenheit 451