Y un día llegó el humo a Buenos Aires. El cielo se oscureció. El aire se enrareció. Y Pópoca, el humeante, un jueves de Abril llegó. Todos se refugiaron en sus hogares y reflexionaron.
Pópoca, hijo del humo, ésta es tu tierra, la que con hollín y cenizas te recibe. Apaga el fuego, sobrino, y une a la familia. Haz de tu vida, historia. Y de tu historia, leyenda. Y de tu leyenda, rito. Y de tu rito, alegría. Bienvenido, Pópoca. Que la dicha sea contigo y que la fuerza te acompañe.
Buenos Aires, abril de 2008.
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