Hojas peludas. Vellos hojudos. Una planta abandonada, con telarañas. Una planta abandonada, cuidada sólo por su dueña, la araña. Una flor desausiada, abandonada. Sin pelos, ni telarañas, ni amigos, ni novia. A merced de los bichos, animañas, incendios, niños malos, caca de pájaro. Sin memoria ni historia. ¡Qué destino el de las flores que no tienen Principitos y que ni siquiera son rosas!
Colonia - Punta del Diablo, febrero 2008.
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