Al abrir los ojos, veo sin lentes miles de lucecitas en la noche. Son colores que titilan en la noche oscura. Tengo el cuerpo cansado y el alma agitada. Las manos frías tantean el estuche de los lentes en algún bolsillo cerrado. Cuatro ojos ven más que dos. Aún así desconozco el lugar donde estoy. No lo reconozco. Nunca estuve ahí antes. Varias sensaciones me atraviesan el pecho. Angustia, dolor, ansiedad, preocupación, alegría, expectativa. Todas y ninguna de ellas. Quizá una nueva que no sé nombrar. Que nadie me dijo que existía. Ya soy siendo un hombre nuevo.
Es un viaje en el que, a pesar de la compañía, navego solo.
Es un viaje en el que, a pesar de la compañía, navego solo.
Flores, Abril de 2008.
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